martes, 17 de enero de 2012

Cuando un viaje se convierte en tragedia

Son cosas que pueden pasar, aunque nunca debería suceder. Quizás no sea el lugar más adecuado para hablar de esto, con lo que me gustaría aclarar que no se quiere herir ninguna sensibilidad, ni crear ningún tipo de alarma, pues esto no dejan de ser hechos aislados.

Pero, ¿qué sucedió?

Una maldita noche, un 13 de enero, un fatídico viernes, un crucero llamado “Concordia”, de hecho uno de los mayores de la flota de Costa Cruceros, golpeó un obstáculo frente a las costas de Giglio, el cual hace encallar la nave. Un tiempo después se produce la tragedia, con 4229 personas a bordo, siendo unos 1.100 eran miembros de la tripulación. Casi todos se salvaron, pero lamentablemente fueron “casi”... entre los que no lo consiguieron, un español.

Los datos

La investigación sigue abierta, por ahora aún hay 16 desaparecidos, mientras se han confirmado 6 muertes. El caso es que el accidente abarca un más que amplio espectro, maniobras de riesgo, cercanía extrema,... Pero vayamos por partes.

Secuencia de eventos

  • Aproximación a la isla: no era la primera vez que el Costa Concordia se acercaba a la isla de Giglio.
  • Maniobra arriesgada: entonces el barco se acerca a la costa más de lo habitual, a tan solo unos 300 o 400 metros de la parte continental.
  • Roca que espera: una roca a unos 500 metros provoca un agujero de unos 70 metros en el casco de la nave, causando el hundimiento.
  • Caos y pánico: entre chillidos, gritos,... lo que sucede a bordo poco tiene que ver con lo que muestran películas como el Titanic.
  • Evacuación: según parece no se siguieron las pautas, o ha habido alguna irregularidad, aunque aún es pronto para saberlo.

El resto de la historia por ahora forma parte de la investigación, desde aquí dar el más sentido pésame a los familiares de todos los fallecidos, y espero que los desaparecidos pronto dejen de serlo, a ser posible sanos y salvos.

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