lunes, 10 de mayo de 2010

El Cairo, paseando entre faraones y dioses de la antigüedad

El Cairo, la fuerte o la victoriosa en árabe, una de las ciudad con mayor densidad de población del mundo. La vida aquí gira y siempre lo ha hecho en torno al río Nilo, base de la cultura y la razón de cualquier asentamiento que aquí hubo.

La evolución hasta llegar a la ciudad que hoy conocemos ha sido compleja, pasando por numerosas culturas e influencias, caso de la conquista por parte de los mamelucos, un pueblo de esclavos guerreros de origen variable, por lo general eslavo, turco o ruso; los turcos también controlaron la ciudad, hubo un breve paso de las tropas napoleónicas y otra, algo más extensa, de los británicos, quienes la incorporaron a sus colonias.


Aunque quizás la época de mayor resplandor de su cultura fueron los años de los faraones, los años de grandeza de los pueblos del Nilo. Las distintas fases del imperio y sus gobernantes nos dejaron como recuerdo y huella imborrable, pues ni el imponente avance de las dunas consiguió borrarlos totalmente, las obras de su arquitectura y escultura.


Todo el mundo piensa en la tierra de las pirámides, y es cierto, siempre que no olvidemos los palacios medio escavados en la piedra, los llamados semiespeos, o los que están en ella totalmente incrustados. Aquí nos encontramos el conocido Templo de Abu Simbel, obra impresionante que nos recuerda la poderosa técnica de este pueblo.


En los referente a la escultura, las famosas androesfinges, medio humanas, medio animales. Responsables de tantas leyendas e historias que han llegado hasta nuestros días con el misticismo de otros tiempos.

Por supuesto, todo gira en dador de vida, el Nilo. Fuente de alimentos y de riquezas que abonan la tierra.


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