La capital inglesa, cuna de tendencias y consumismo, es uno de esos destinos inevitables. La ciudad puede resultar tan atractiva para unos como nada excepcional para otros, pero lo cierto es que nadie se arrepiente de conocerla, le haya gustado o no.
Atractivos tiene, eso es innegable, el valor relativo de estos es donde aparece el conflicto. La parte cultural, con el museo británico a la cabeza, tiene un cierto valor, pero quizás no se suele considerar determinante. Esto no hace desmerecer a este museo, ni al Palacio de Buckinham, Trafalgar Square, el archifamoso Big Ben, la Abadía de Westminster, la catedral,.... auténticas claves históricas y culturales de la ciudad.
Sin embargo, curiosamente, lo que más suele atraer a sus más apasionados defensores es su carácter de ciudad de las tendencias, destacando Picadilly Circus con sus tiendas y centros de diseño y moda. Además de esto, se suele destacar la peculiaridad de sus discotecas y su capacidad para marcar estilo. ¿Suficiente para alzarla en el pedestal?
Esta pregunta de difícil respuesta solo tiene una opción cierta, es importante conocer y descubrir la ciudad, luego podrás opinar si está por encima o por debajo de las expectativas. Para esto qué mejor que encontrar hotel Londres a precios accesibles, pues el tema del transporte se soluciona con las low cost.
Eso sí, en esa visita no os podéis perder el momento speaker corner en Hyde Park, realmente llamativo y original. El único pero, solo los domingos es posible disfrutar de sus “historias”.
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